Zebra en la zona de Conde Duque, Madrid

Zebra en la zona de Conde Duque, Madrid

miércoles, 4 de abril de 2007

El camino de la zebra

Esta cebra, generosa de sus manchas, impregna aquello por lo que pasa y en la medida en que anda, sin pretender elegir su camino, lo declara y manifiesta gozosa que por allí se podía pasar y que por allí ha pasado. Al igual que la mano no pierde la mancha de pintura cuando toca otro objeto (u otra mano) sino que comparte esa mancha, la cebra no pierde jamás sus manchas mientras deambula por las calles, sino que comparte sus manchas con las demás cebras para que pasen, si quieren, por donde ella ha pasado o para animarlas a pasar por donde ellas quieran y, entonces, dejar su propio rastro como invitación a los otros, siempre a los otros, porque, quieras o no, estamos en esto juntos.

Acaso recuerda la cebra que fue antes un caballo salvaje y que sus pinturas marcaban un código para las demás cebras: se superponían sus manchas paralelas, o no tan paralelas, según artífice, y dibujaban una juguetona calzada que por no ir hacia ninguna parte no era sino una invitación a ir, a seguir yendo siempre hasta irse definitivamente.




Añora Madrid sus cebras y parece que las está llamando de vuelta.

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